La tarde inclinada, exhalaba sus indecisas luces sobre el manantial de mis manos, mientras, un caprichoso rosal recogía de la noche las primeras sombras en el sollozo de sus pétalos heridos.
El día oscureció y se llevo consigo el velo de luz,
Naufragados los besos en el mar de los relámpagos, anidando el alma en la dulce pena, quedé.
- ¡Oh, amor, si pudiera ocultar mi dolor entre las nubes que lloran el silencio! ¿Qué no daría yo, por el ardiente calor de tu aliento?
El sueño herido propuso morir en la tumba de la poesía y un perfume inacabado de ausencias formaba bóvedas en las parras de mi corazón.
….recordándote.
Hola Benito!! Qué bello amigo. Por qué será que la tristeza se esconde detrás de la poesía?
ResponderEliminarUn abrazo
así existen muchos amores intensos.
ResponderEliminarHay recuerdos cuyo propósito parece ser este de formar versos en su honor.
ResponderEliminarSeguramente lo merece tal recuerdo,así que bonita huella dejó.
Besos,Benito.
magna belleza rezuman tus letras dulce y sensible poeta anegando nuestra alma de profundo sentimiento. Muchos besinos de esta amiga admiradora que te desea con cariño feliz domingo.
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