Dejé en las lindes de las tormentas
las lanzas que cubre de fuego las nubes,
y en las cimas de los dorados relámpagos
las noches sin luna… que nunca tuve.
Dejé una rosa sin recompensa,
una barca en la que deslizar la niebla densa
un suspiro sin alma,
un beso sin calor,
una caricia olvidada,
……. allí quedó.
Dejé la esfera de plata de una mirada
la viva luz menguada de amante
y un cielo inundado de melodías
la noche pura, el tenebroso y oscuro día.
Y tan solo guarde
en el rincón de mi corazón herido;
la luna,
tus ojos,
un poema,
silencio,
ternura,
olvido.
gracias infinitas insigne y dulce poeta por permitir que nuestra alma navegue en el bello manantial de tus versos, besinos de esta amiga admiradora que te desea con cariño feliz tarde de domingo.
ResponderEliminarDejaste muchas cosas, pero no la inspiración para escribir un gran poema romántico y evocador. Un saludo, amigo.
ResponderEliminarCon el otoño los versos se parecen a las nieblas de mi Salamanca amada.
ResponderEliminarUn beso
Jo, se me había pasado esta hermosura de poema,Benito.
ResponderEliminarAndo algo liada,pero me alegra haber llegado y leido tanta ternura.
Besos,poeta.